Hoy traigo a vosotrxs la historia de los felinos que viven en el cementerio de Recoleta (a secas conocido como "La Recoleta"), una centenaria necrópolis destinada a albergar cuerpos inertes de dinfuntos que ya fallecieron (?) de aristócratas y demás gente pudiente situada en un barrio de la Capital Federal de Buenos Aires, Argentina (se llama capital federal a una diminuta porción de lo que podría denominarse como LA Megalópolis del país -?- pero la capital posta posta de Buenos Aires es La Plata, alta confusión, no? en finnnn, sigamos).
El cementerio de Recoleta es masivamente popular y se considera una gran atracción para lxs turistas, cuenta con visitas guiadas que informan sobre la historia de lo que fueron en vida quienes están yaciendo allí (no cuento yo yaciendo ebria durmiendo en algún rinconcito en uno de mis paseos por ahí hace unos años, ni casos similares de otras gentes), historias interesantes y de distintos tintes. Historias de quienes existieron y ya no existen, de quienes algún día fueron como nosotrxs y hoy no son más que materia inmóvil y recuerdos. Cosas que te dejan pensando en qué habrá mas allá de morir.
Pero no todo es muerte, aunque suene paradójico, en un cementerio. Y obvio que el mencionado camposanto de Recoleta no es la excepción. En este caso particular, nos vamos a centrar en un grupito de habitantes que moran en esas tierras y que tienen departamentos de lujo y comida y bebida a disposición. Son los gatos que fueron abandonados en este lugar y terminaron viviendo entre tumbas, monumentos, serenos y visitantes que los cuidan, alimentan y miman.
Craaawling in my skiiiin |
Todos tienen una historia, o al menos detallitos para contar. La nena de la foto anterior es Bizcocha. Bizcocho según un cuidador que me contó cómo se llamaba y me advirtió sobre lo arisca que era (No le gusta que la acaricien salvo que sea en la cabecita, de lo contrario grita espeluznantemente), pero un día con una amiga le miramos el culo (qué delicado léxico, demeN mi premio Princesa de Asturias por mi aporte a la cultura) y descubrimos que es niña.
Es una excelente modelo para fotos, pero no es el ser más sociable del mundo ni a palos.
En el mismo rincón donde habita la Bizcochita, viven un par de gatitos más (que son cuidados por Roxana y un señor cuyo nombre olvidé por que soy una rancia con una memoria de mierda... creo que su nombre era Raimundo, que me invitaron a comer siempre que pasaba por ahí y son unxs genixs, les debo un vino. La próxima que pase por ahí les llevo uno), como Totó, el gatito más mimoso del cementerio sólo superado por Susanita (de la que ya hablaremos más adelante).
Totó |
Hablando de celebrar, este muchachito de la derecha es un célebre anciano que aparenta ser un jovencito porque la edad no se le nota para nada. Tito, el gatito más longevo de La Recoleta, quien la última vez que lo vi (hace un año) contaba con la edad de 21 añitos. Al momento de la foto tenía 20.
I'm just sitting in my car aaand waiiting fooor my... |
El día en que alguien me llamaba desde lo alto de un mausoleo sin nadie a la vista, y resultó ser este caradura que alto cagazo me pegó. |
Bueno, tengo sueño. Ah re chota era para terminar entradas. Resulta que decidí dividir esto en partes. Todavía quedan varios gatitos, fotos y anécdotas para contar de ellos.
Gracias por haber llegado hasta acá! :D Les regalo una foto de Citroen con otrxs dos modelitxs que saldrán en la próxima entrada.
Hasta luego :)
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