La mentira de la meritocracia

"Todo lo que tengo me lo gané con mi esfuerzo"

"En este país no trabajan porque no quieren"

"Vayan a laburar"

"Vengo de familia humilde y a veces no teníamos ni para comer, pero jamás se me ocurrió robar y con mucho esfuerzo llegué a ::insertar empleo ideal::"

Si me habré cansado de escuchar/leer aseveraciones como las que indiqué recién.

A este mundo no venimos en igualdad de condiciones, todxs partimos desde distintos puntos de la realidad. Diferencias abismales como la que podemos tener cualquiera de nosotrxs, nacidxs en hospitales, que bien o mal fuimos criadxs en una familia y se nos dió educación, contra niñxs nacidos en países en guerra, países híper propensos a desastres naturales, demases zonas donde reinan las hambrunas, los conflictos, todo aquello que contribuye a la mortalidad infantil; o diferencias mínimas pero que son relevantes a la hora de reflexionar sobre nuestra situación actual. A todo eso se le llama oportunidad.

Tenemos lo que tenemos por que TUVIMOS LA OPORTUNIDAD de tenerlo. Obvio que muchas veces nos esforzamos mucho para llegar a donde estamos. Pero gracias a que tuvimos la oportunidad de esforzarnos para llegar.

Entonces, en un mundo donde reina el falso discurso meritocrático para justificar a donde llegamos  exigirle a otrx con menos recursos que nosotros que deje de afligirse y que intente llegar hacia nuestra posición, es importante tener en cuenta esto: NO SALIMOS DEL MISMO PUNTO DE PARTIDA.


Todxs tenemos privilegios en mayor o menor medida, lo que no quiere decir necesariamente que no merezcamos lo que tenemos (o incluso más).

Este post no tiene ánimos de bardear a nadie, sino de invitar a la reflexión cada vez que estemos a punto de juzgar la situación de otra persona y condenarlx con repudios. Sí, eso incluye al chorrito que te pungueó el celular.

Necesario aclarar que no incluyo a violadores. Estamos hablando de desigualdad social y de mi intención de crear conciencia.

Obvio que nadie se alegra porque le choreen. Hace poco me afanaron el cel y mi reacción fue cagarlos a trompadas a los dos tipos que nos atacaron a mí y a mi pareja, y tampoco es que les dí mis cosas con una sonrisa, me resistí hasta donde pude. Pero jamás se me pasaría por la cabeza pedir que los maten.

La próxima entrada será sobre algo divertido, gracias por leer hasta acá! (dije que este sería un blog variado :p)

Recoleta cats

Re hincha pelotas con los gatitos. Y sí.

Hoy traigo a vosotrxs la historia de los felinos que viven en el cementerio de Recoleta (a secas conocido como "La Recoleta"), una centenaria necrópolis destinada a albergar cuerpos inertes de dinfuntos que ya fallecieron (?) de aristócratas y demás gente pudiente situada en un barrio de la Capital Federal de Buenos Aires, Argentina (se llama capital federal a una diminuta porción de lo que podría denominarse como LA Megalópolis del país -?- pero la capital posta posta de Buenos Aires es La Plata, alta confusión, no? en finnnn, sigamos).

El cementerio de Recoleta es masivamente popular y se considera una gran atracción para lxs turistas, cuenta con visitas guiadas que informan sobre la historia de lo que fueron en vida quienes están yaciendo allí (no cuento yo yaciendo ebria durmiendo en algún rinconcito en uno de mis paseos por ahí hace unos años, ni casos similares de otras gentes), historias interesantes y de distintos tintes. Historias de quienes existieron y ya no existen, de quienes algún día fueron como nosotrxs y hoy no son más que materia inmóvil y recuerdos. Cosas que te dejan pensando en qué habrá mas allá de morir.

Pero no todo es muerte, aunque suene paradójico, en un cementerio. Y obvio que el mencionado camposanto de Recoleta no es la excepción. En este caso particular, nos vamos a centrar en un grupito de habitantes que moran en esas tierras y que tienen departamentos de lujo y comida y bebida a disposición. Son los gatos que fueron abandonados en este lugar y terminaron viviendo entre tumbas, monumentos, serenos y visitantes que los cuidan, alimentan y miman.

Craaawling in my skiiiin

Todos tienen una historia, o al menos detallitos para contar. La nena de la foto anterior es Bizcocha. Bizcocho según un cuidador que me contó cómo se llamaba y me advirtió sobre lo arisca que era (No le gusta que la acaricien salvo que sea en la cabecita, de lo contrario grita espeluznantemente), pero un día con una amiga le miramos el culo (qué delicado léxico, demeN mi premio Princesa de Asturias por mi aporte a la cultura) y descubrimos que es niña.

Es una excelente modelo para fotos, pero no es el ser más sociable del mundo ni a palos.

En el mismo rincón donde habita la Bizcochita, viven un par de gatitos más (que son cuidados por Roxana y un señor cuyo nombre olvidé por que soy una rancia con una memoria de mierda... creo que su nombre era Raimundo, que me invitaron a comer siempre que pasaba por ahí y son unxs genixs, les debo un vino. La próxima que pase por ahí les llevo uno), como Totó, el gatito más mimoso del cementerio sólo superado por Susanita (de la que ya hablaremos más adelante).

Totó

Totó se deja hacer upa y es lo más dulce del mundo. No solía encontrarlo siempre cuando iba (paseaba muy seguido por ahí, en un 80% para ver a mis amiguitos felinos y alimentarlos con sobrecitos de comida húmeda). A veces duerme siestas en la garita de cuidadorxs en la que trabajan Roxana y Raimundo, que siempre celebran su presencia.

Hablando de celebrar, este muchachito de la derecha es un célebre anciano que aparenta ser un jovencito porque la edad no se le nota para nada. Tito, el gatito más longevo de La Recoleta, quien la última vez que lo vi (hace un año) contaba con la edad de 21 añitos. Al momento de la foto tenía 20.

Raimundo, que hace 40 años que labura en el cementerio, me contó que este gatito fue introducido en la necrópolis cuando era un pequeño bebé de meses de edad, hace más de 20 primaveras ya. Junto a Tito había otros gatitos, (cuyas fotos impresas en un calendario que le regalaron y me mostró con entusiasmo acreditan esta información) que fueron adoptados por turistas extranjeros y que hoy viven como mascotas de familia en casas de países lejanos a este. Viviendo una vida súper improbable en la realidad de abandono en la que estaban sumergidos en ese entonces.

I'm just sitting in my car aaand waiiting fooor my...

En ese calendario aparece una foto de Citroen, el regordete y elegante gatito de la foto de arriba. Él apareció en un blog ("Afterlife" se llama) que recopila historias en mayor medida humanas y también gatunas de este lugar lleno de tumbas tan intrigante, en donde el autor de las entradas compartía fotografías del felino que nos compete (??) cada vez que lo encontraba a medida que pasaban los años. El primer encuentro en el que este modelo cuadrúpedo posó para el blogger en cuestión fue en 2006, inmortalizado en una imagen como un cachorro lavándose la cara con una manito. Las fotos que les comparto son de 2016, a alguna que otra se la posteé  al chabón del blog en comentarios y se alegró mucho de ver a su amigo felino todavía en este plano del... universo? o.o Bueno, alegre de que con los años que pasaron todavía no haya cagado fuego el gato u.u yo intento ser sutil pero a veces no me sé explicar y debo recurrir a mi lenguaje no ortodoxo.

El día en que alguien me llamaba desde lo alto de un mausoleo sin nadie a la vista, y resultó ser este caradura que alto cagazo me pegó.

Bueno, tengo sueño. Ah re chota era para terminar entradas. Resulta que decidí dividir esto en partes. Todavía quedan varios gatitos, fotos y anécdotas para contar de ellos.

Gracias por haber llegado hasta acá! :D Les regalo una foto de Citroen con otrxs dos modelitxs que saldrán en la próxima entrada.

Hasta luego :)